Transformar Nuestro Mundo es el lema de la Agenda 2030, la nueva agenda internacional que desgrana los objetivos de la comunidad internacional en el periodo 2016-2030 para erradicar la pobreza y favorecer un desarrollo sostenible e igualitario.
Son los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Han sido redactados en un proceso de consulta internacional sin precedentes, coordinado por las Naciones Unidas, que comenzó en 2012 y finaliza en septiembre de 2015 con su anuncio formal en la Asamblea de las Naciones Unidas.
La agenda 2030 gira entorno a cinco ejes centrales: PLANETA, PERSONAS, PROSPERIDAD, PAZ Y ALIANZAS – denominadas en inglés, las 5 Ps: Planet, People, Prosperity, Peace, Partnership- .
La Agenda 2030 está integrada por 17 objetivos de desarrollo sostenible y 169 metas. Suponen un nuevo reto de la comunidad internacional para lograr erradicar la pobreza, extender el acceso a los derechos humanos, lograr un desarrollo económico global sostenible y respetuoso con el planeta y los recursos que ofrece.
Los nuevos objetivos beben de la experiencia de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), suscritos en el año 2000 por la comunidad internacional con límite temporal en 2015. Los ODS asumen las tareas por finalizar relativas a los ODM y resultan más ambiciosos, participativos y, sobre todo, universales.
Son más ambiciosos porque tratan de dar solución a los mayores problemas de la población internacional con un fin claro, la erradicación de la pobreza (cuando los ODM simplemente su mitigación). Además, incluyen un fuerte componente medioambiental (con hasta seis objetivos relacionados) que plantea el cuidado del planeta como límite para el desarrollo y la prosperidad económica, y se pone al servicio de la mejora del bienestar y la calidad de vida y la expansión de la libertad.
Son más participativos porque para redactarlos, según las Naciones Unidas, «aproximadamente 1 de cada 1.000 personas del planeta ha expresado su opinión sobre lo que más le importa» a través de la encuesta Mi Mundo.
En las consultas previas, que comenzaron en 2013, han participado los gobiernos, expertos en desarrollo, y en cada uno de los sectores que comprenden los nuevos objetivos, así como la sociedad civil, que ha tenido un papel determinante. Esto conlleva que todos los participantes se apropien de los nuevos objetivos y se comprometan con los mismos para hacerlos realidad en 2030.
Son universales, buscan el cambio de paradigma hacia un modelo de desarrollo sostenible social, económica y medioambientalmente, que implica un compromiso universal.
Tras la experiencia de los ODM la comunidad Internacional ha comprendido que sin el compromiso de todos los actores, no es posible conseguir un desarrollo sostenible. Así, todos los países que suscriben estos objetivos han de cumplir con sus metas; bien sean desarrollados o en proceso de desarrollo.
Los ODS reconocen explícitamente el rol fundamental que las empresas pueden y deben desempeñar en su logro.
El sector privado, las empresas más en concreto, tiene un papel más protagonista que nunca en este escenario. Un escenario que es de urgencia y de actualidad. De urgencia porque los retos de nuestro planeta y las necesidades de las personas que en él habitan ya no pueden esperar.
El Pacto Mundial pide a las empresas que en primer lugar implanten un modelo responsable de gestión y que después busquen oportunidades para alcanzar el cambio transformacional que se necesita, que se plasma en los 17 ODS y sus 169 metas, a través de la innovación y la colaboración. Ya no se habla de no empeorar los problemas del mundo, sino de mejorarlo.